Estrés y antojos de comidas muy calóricas

atracon.jpg
estres.jpg

Según una nueva investigación, el estrés combinado con el consumo de alimentos reconfortantes, ricos en calorías puede provocar cambios cerebrales que dan como resultado una ingesta excesiva y un incremento de los antojos de alimentos sabrosos.

El consumo de alimentos ricos en calorías activa el centro de recompensa del cerebro.

Si bien comer estos alimentos ofrece alivio y placer temporarios, también puede causar una asociación nociva entre el estrés y el consumo de alimentos poco saludables. El resultado es un aumento de peso, casi siempre indeseado.

Estrés y alimentación

Durante momentos de mucho estrés, algunas personas se sienten inapetentes, pero la mayoría suele comer más de lo normal, lo que comúnmente se conoce como comer por estrés.

Si esto sucede esporádicamente no causa ningún problema, porque está bien darse un capricho de vez en cuando.

Pero puede transformarse en un problema si la comida se convierte, con frecuencia, en una fuente de consuelo en respuesta al estrés.

Según un estudio recientemente publicado, el estrés combinado con alimentos reconfortantes, ricos en calorías, produce cambios cerebrales que provocan que se siga comiendo de más de forma rutinaria, y que aumenten los antojos de alimentos dulces y grasosos.

Con el tiempo, esto puede causar aumento de peso.

En el estudio mencionado, los investigadores descubrieron que el estrés se apoderó de la reacción típica del cerebro a la saciedad, lo que resultó en la activación continua de señales de recompensa que llevaron a consumir alimentos más gustosos.

Esta investigación destaca cuán crucial es una dieta saludable en momentos de estrés.

Conexión entre estrés y antojos

Cuando experimentamos estrés, nuestro cuerpo libera hormonas, especialmente el cortisol, que puede aumentar nuestro apetito y generar antojos de alimentos ricos en calorías, y con un alto contenido de azúcar y grasa.

Estos tipos de alimentos activan el centro de recompensa del cerebro.

Comer mientras estamos estresados puede crear asociaciones poco saludables.

En otras palabras, si estamos menos estresados después de comer ciertos alimentos, es más probable que continuemos con ese comportamiento en el futuro.

Según manifestaron los investigadores, los alimentos confortantes, ricos en calorías, activan los centros de recompensa en el cerebro, lo que desencadena la liberación de sustancias químicas que nos hacen sentir bien, como la dopamina.

Si bien comer este tipo de alimentos brinda alivio y placer temporales, también crea un vínculo entre el estrés y el consumo de alimentos poco saludables, por lo que el hábito de comer estos alimentos se mantiene por asociación.

La atracción por los alimentos reconfortantes tiene varias causas.

En primer lugar, nos hacen sentir mejor literalmente.

Están llenos de calorías, azúcar, carbohidratos y grasas. Al consumir estos ingredientes, podemos sentir una sensación de bienestar ya que, al activar el sistema de recompensa del cerebro nos brindan comodidad.

Desafortunadamente, esta sensación de bienestar es de corta duración.

Cuando experimentamos estrés crónico, el funcionamiento de la habénula lateral, que es la parte del cerebro que desempeña un papel en la regulación de la recompensa y la aversión, se altera.

En el caso de una dieta rica en grasas a corto plazo, la habénula lateral se activa para suprimir la respuesta de recompensa y evitar comer en exceso.

Si su funcionamiento se altera, como en el caso del estrés crónico, deja de responder a las señales de saciedad y las señales de plenitud no llegan al cuerpo, con lo cual la persona sigue comiendo, aunque ya esté llena.

Estrés y aumento de peso

El estrés provoca varios cambios fisiológicos y de comportamiento que pueden provocar aumento de peso.

Los enumeramos a continuación.

Cambios hormonales. El estrés activa la liberación de cortisol, lo que puede aumentar el apetito y promover el almacenamiento de grasa, particularmente en el área abdominal. También puede alterar el equilibrio de otras hormonas involucradas en la regulación del apetito, como la leptina y la grelina.

Alimentación emocional. El estrés también puede conducir a la alimentación emocional como mecanismo de afrontamiento. La combinación de antojos inducidos por el estrés y el consumo de alimentos reconfortantes ricos en calorías puede contribuir al aumento de peso.

Reducción de la actividad física. El estrés crónico puede conducir a una menor motivación para la actividad física y el ejercicio, lo que lleva a un estilo de vida más sedentario.

Interrupciones del sueño. El estrés puede interferir con los patrones de sueño, y el sueño inadecuado se ha relacionado con el aumento de peso y los trastornos metabólicos.

Cuando se trata de estrés y aumento de peso, el cortisol es el factor determinante.

El cortisol es una hormona que se libera cuando estamos estresados o atravesamos momentos difíciles, y provoca ritmo cardíaco acelerado, sudoración, aumento de azúcar en la sangre, aumento de la presión arterial, tensión muscular e hiperventilación.

Si bien esta hormona puede ser útil en una situación difícil, como cuando el cuerpo se siente amenazado, también se puede producir y liberar durante ataques de pánico y problemas de ansiedad.

Además, el cortisol activa la sección emocional del cerebro, lo que lleva a que las actividades placenteras, como comer, se vuelvan aún más placenteras.

Y también afecta el peso, porque puede aumentar la cantidad de depósitos de grasa que se encuentran en todo el cuerpo, por lo general en el área abdominal y el estómago.

Responder

El contenido de este campo se mantiene como privado y no se muestra públicamente.


  • Las direcciones de las páginas web y las de correo se convierten en enlaces automáticamente.
  • Allowed HTML tags: <a> <em> <strong> <cite> <code> <ul> <ol> <li> <dl> <dt> <dd>
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.

Más información sobre opciones de formato