¿Conoces el nombre de tus ocho bisabuelos?

Todos sabemos algo de nuestros antepasados, pero nadie lo sabe todo. Naturalmente, mucha de la información sobre ellos es imposible de recuperar y se ha perdido para siempre. Desde el punto de vista de la investigación genealógica familiar, la generación de los bisabuelos es relativamete cercana. La gran mayoría de las personas ha conocido por lo menos a uno de sus abuelos; los bisabuelos son apenas el próximo paso, y también muchas personas los conocieron o conocen personalmente, o bien saben de ellos.

La información genealógica contenida en los legajos policiales

La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sanciona con fuerza de Ley:

Artículo 1° - La presente ley tiene por objeto garantizar la búsqueda de datos e investigaciones, en los términos del artículo 3° de la presente ley.

Artículo 2° - El Poder Ejecutivo, a través del Ministerio de Salud, adoptará las medidas necesarias a fin de unificar los sistemas de registro de los nacimientos y de partos que se produzcan en los servicios pertinentes del sistema de salud, de conformidad con lo normado por la Ley N° 1.815.

Muchas personas han perdido el contacto con alguno de sus padres. La mayoría de la gente que perdió el contacto con alguno de sus progenitores, lo hizo con su padre. Las razones son diversas: desde el simple abandono, la terminación de la relación afectiva entre padre y madre, viajes de trabajo que concluyeron en el traslado a otra localidad o incluso país.

Cualquier persona que desee ampliar el conocimiento de sus raíces familiares en relación a la Argentina tiene la suerte de que existe una gran variedad de fuentes de las que surge realmente mucha información de interés.

La primera aproximación: el ya clásico Familysearch.org

”Sólo sé que mi madre biológica se llamaba Norma y que vivía en un pueblo de Misiones llamado El Dorado. ¿Tengo forma de encontrarla sólo con estos datos?”, pregunta Laura R., que se enteró que es adoptada hace un año y hoy tiene veintidós.

Título IV - De la adopción

Capítulo I - Disposiciones generales

Art. 311. La adopción de menores no emancipados se otorgará por sentencia judicial a instancia del adoptante. La adopción de un mayor de edad o de un menor emancipado puede otorgarse, previo consentimiento de éstos cuando:

1º; Se trate del hijo del cónyuge del adoptante.

2º; Exista estado de hijo del adoptado, debidamente comprobado por la autoridad judicial.

Art. 312. Nadie puede ser adoptado por más de una persona simultáneamente, salvo que los adoptantes sean cónyuges.

La mayoría de nosotros nos preguntamos alguna vez si somos realmente hijos biológicos de nuestros padres o si fuimos adoptados. Las más de las veces esta duda es rápidamente descartada ante las evidencias de que efectivamente somos hijos biológicos de nuestros padres (fotos en las que aparecemos de bebés, nuestra madre embarazada, el testimonio indubitable y coincidente de todos los familiares que nos vieron nacer). Sin embargo, en algunos casos la duda persiste y la falta de respuestas sólidas la acrecienta.

Un poco de historia

Las uniones entre primos fueron muy frecuentes en la antigüedad y hasta entrado el siglo XX. Hay estimaciones de que representaban el 80% de todos los casamientos. La causa de esta gran proporción radica en que los pequeños pueblos en los que nuestros antepasados vivieron, no ofrecían la variedad de alternativas para conocer potenciales parejas que sí presentan las ciudades de nuestros días.

Sin embargo, siguen existiendo casamientos en primos directos.

¿Qué dicen las leyes?