Una esperanza para pacientes con esclerosis múltiple

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La esclerosis múltiple es una enfermedad neurológica crónica poco común, autoinmune, que afecta a casi tres millones de personas en todo el mundo.

Es un trastorno en el cual el sistema inmunitario ataca a la vaina de mielina que recubre las células del cerebro y la médula espinal, haciendo que las fibras nerviosas queden expuestas y sus conexiones se deterioren.

Durante muchos años los investigadores se han preguntado por qué razón algunas personas desarrollan este tipo de trastorno autoinmune, y tanto algunas variaciones genéticas como posibles factores ambientales fueron considerados posibles causas.

También un virus común, llamado virus de Epstein-Barr ocupó un lugar destacado en la lista de culpables.

Estudios recientes han demostrado que el virus de Epstein-Barr puede ser el causante de la esclerosis múltiple, cuando el sistema nervioso central queda atrapado en el punto de mira de una respuesta inmune al ataque del virus.

Estos hallazgos alientan la hipótesis de que las terapias utilizadas contra el virus de Epstein-Barr, o las que eliminan las células del cuerpo donde se asienta este virus, podrían deshacerse del virus antes de que se produzca la enfermedad.

El Dr. Lawrence Steinman, neurólogo de la Universidad de Stanford, ha ido más allá, considerando que las vacunas podrían lograr que la esclerosis múltiple se convierta en una enfermedad histórica como la poliomielitis. Pero se requieren aún muchas pruebas para ser más optimistas.

Un virus muy común y una enfermedad rara

El virus de Epstein-Barr es un virus que infecta aproximadamente al noventa por ciento de las personas en todo el mundo.

Es el causante de la mononucleosis conocida popularmente como “enfermedad del beso” porque la diseminación del virus se produce por los líquidos corporales, especialmente por la saliva de personas infectadas.

Si la contaminación se produce en niños pequeños puede presentarse como un resfrío leve o incluso pasar desapercibida, por falta de síntomas.

Los adolescentes o adultos jóvenes pueden experimentar un episodio de fatiga debilitante llamado mononucleosis infecciosa, que puede durar semanas o meses.

Los síntomas eventualmente se desvanecen.

Pero las infecciones de Epstein-Barr persisten porque el virus pertenece a la familia de los herpesvirus, un grupo conocido por instigar infecciones de por vida, porque infecta a un tipo de células inmunes llamadas células B, donde entra en hibernación.

También suele considerarse a estas infecciones como “oportunistas”, porque el virus, que permanece en estado latente, aprovecha cualquier descenso en las defensas del sistema inmune para manifestarse.

La investigación más reciente

Un investigador de la Universidad de Harvard, el epidemiólogo Alberto Ascherio realizó, en colaboración con su colega Mette Munch, de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, una serie de investigaciones para tratar de obtener una conexión cierta entre el virus y la esclerosis múltiple.

Utilizando muestras de sangre de más de diez millones de personas, tomadas entre 1993 y 2013, Ascherio y sus colegas pudieron identificar a las personas que nunca se habían infectado con el virus de Epstein-Barr, rastrear nuevas infecciones y saber cuándo las personas que desarrollaron esclerosis múltiple comenzaron a mostrar síntomas.

Durante un lapso de veinte años, más de ochocientas personas cuya sangre fue analizada fueron diagnosticadas con esclerosis múltiple. Treinta y cinco de esas personas no tenían signos de infección por el virus de Epstein-Barr en su primera muestra de sangre. Pero todas se infectaron antes del diagnóstico de la enfermedad.

La pregunta que surge es ¿cómo es posible que un virus tan común cause una enfermedad rara?

Pues esto no es una excepción, es la regla. Muchos virus causan raramente enfermedades graves.

El virus de Epstein-Barr causa el linfoma de Burkitt, que es un linfoma raro, y carcinoma nasofaríngeo, que también es muy raro.

Vacunas para prevenir la esclerosis múltiple

Estudios recientes sugieren que las vacunas que se están desarrollando para prevenir enfermedades relacionadas con el virus de Epstein-Barr, como la mononucleosis o el cáncer, también podrían funcionar para la esclerosis múltiple.

Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos promueven en la actualidad un ensayo clínico para probar una vacuna que usa nanopartículas para enseñarle al cuerpo a reconocer el virus y deshacerse de él.

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