El día en que el escritor Salman Rushdie fue agredido mientras pronunciaba una conferencia en los Estados Unidos de Norteamérica, todos recordamos la fatwa o fatua como ha sido castellanizada la palabra, que el Gran Ayatolá Ruhollah Khomeini, líder supremo de Irán, había emitido en 1989 pidiéndole a todos los musulmanes del mundo que mataran al autor de una novela calificada como blasfema: Los Versos Satánicos.

Rushdie pasó a la clandestinidad y no hizo ninguna reaparición en público hasta que en el año 1998 Irán prometió que no haría cumplir la fatwa, aunque no la anuló.

Luego del atentado que puso en peligro la vida del escritor, el mundo se convenció de que una fatwa es literalmente una sentencia de muerte.

Sin embargo, un artículo publicado recientemente por Myriam Renaud, académica de la Universidad DePaul (Chicago, EEUU) nos revela que una fatwa rara vez pide la muerte.

Es un edicto que puede ser emitido por una variedad de autoridades religiosas y que es de interés principalmente para un individuo o comunidad musulmana en particular.

Una fatwa es emitida cuando una persona o comunidad musulmana se enfrenta con un asunto que no sabe cómo resolver de la manera más adecuada sin desviarse de los dictados de Dios.

Es así que una fatwa puede ocuparse de los asuntos más variados. Desde cuestiones de higiene personal, a relaciones familiares, comerciales o la lealtad a la nación.

Cuál es la razón de ser de las fatwas

Los estudiosos del islamismo consideran que el Profeta Mahoma era, en vida, el encargado de resolver todas las cuestiones.

Pero al morir el Profeta los musulmanes debieron recurrir a los seguidores que, con visión de futuro, recopilaron relatos de los dichos y la forma de vida del Profeta, dando fe de la procedencia y la confiabilidad de estos informes.

Esas recopilaciones son casi tan importantes como el Corán mismo para brindar orientación a los musulmanes en la vida diaria.

La ley Sharia y la jurisprudencia islámica se basan en ellas.

Cuando todos esos recursos no alcanzan para solucionar los dilemas que puedan surgir, es posible recurrir a una fatwa.

Pero los musulmanes no están obligados a obedecer las fatwas, que pueden obedecer a la tradición al pie de la letra o ser reformistas.

Por eso la importancia, o la trascendencia, de una fatwa deriva de la autoridad que la emita.

Como ya se dijo, es muy raro que una fatwa ordene matar a una persona… pero la que emitió Khomeini aún sigue vigente, aunque él murió en 1989.